domingo, 24 de enero de 2010

La poesía se pierde


Duerme,
mi doncella diamante,
en la cornisa del torreón de burbujas y convexas plumas
que te he construído.
He tomado prisioneros para tí
furiosos niños de cobre,
arrebatados de la poesía que se pierde en la ambrosía.
Escribo en sus costillas cobres hurtados
corriendo de azur el páramo.
Busco sus puntos malformados,
dopados y congénitos
para signar una lengua inexistente.
Duerme, doncella.
Estoy preparando tus crisálidas .

domingo, 10 de enero de 2010

Magma


me enredo en el hilo.

Uso la ruta.

La muerte a mis pies abre la tierra
en textos místicos y púrpura.

Veo el núcleo,
el magma cartilaginoso.
Una mano trémula mueve mis cabellos hasta mi cerebro
en placas desconocidas,
tectónicas,
fractales.

Comienzo a navegar,
irreal,
distante.

Otro es el mundo.

sábado, 9 de enero de 2010

Viaje


El tren sigue despacio su camino entre las arenas nocturnas, entre los vaivénes de la herida empañada.

A través de la ventana logro respirar el perfume de los duendes que tiran piedras a mi vagón como chiquillos traviesos.

Veo en las orillas de un oasis personajes lívidos de rojos turbantes que encienden almas como hogueras, de naranja y tenue azul. Entonan nombres perla.

Antiguos cosmonautas de cascos como caracoles se pegan al agua sanguijuelas. Extraen de él el oxígeno y les sabe a vainilla, me digo.

Aves de terciopelo pasan rasantes y hacen de la luna un anillo.

Prendo un cigarrillo y abro un libro.

El rumor de los rieles llega hasta mí como un sueño amarillo.

Mi corazón suena como una sirena durante bombardeos.