Aguas infinitas

de entre las cartas que el destino lee
y las batallas que orquídeas perforan,
con siniestra alegría,
en azul crisálida de aguas infinitas,
la muerte de perfectas furias,
olvidada
surge una sola alma distinta,
ficticia,
la sola palabra que cambia el mundo,
un sello que se abre
de vuelta a aguas infinitas.

Nueva vida, nueva poesía

del infierno,
lo que bebe,
la vida pasada,
unas cuantas hojas destrozadas,
sobre el piso,
bajo la almohada,
siempre buscando
asilo entre los muertos
y la llama que se apaga.
Ahora, la historia ha cambiado:
hacer de los versos
vidente arquitectura,
exuberante caos de la magia,
herméticas bellezas
descontando una a una
las horas negras.
Ahora, el mar no está solo.

Los días pasados

en los trazos que errabas,
ignorando,
las estrellas golpeándote,
paso por paso,
y las voces transtornadas,
los trajes y las máscaras
de niños golpeando
tantas nubes,
efímeros silencios.
Y así buscabas la eternidad:
en tus lineas,
en las palmas de tus manos,
blanco vacío
que cantabas al anochecer.

La floresta que me bebe

Violetas encontraste en mi pelo,
oh, dios sangriento,
oh, dios dulce como violación, imperfecto.
Tú sembraste la floresta que me bebe,
temblorosa y ausente,
tal como eres;
tú escuchaste mi clamor
y me dejaste ahogar en aromas.

Enigma

De flores rotas,
casi reales,
hambrientas delineando preciados abismos
jugando niños.
Y las finas hebras de sus pupilas
cayendo,
casi reales,
en espirales,
solitarias durmiendo astros estallando
cual aves multicolores
en ácido;
perfectos enigmas,
como flores rotas.

Musas

Creamos días ilícitos,
hipnótica Penélope,
con tus cabellos derramando muñecas perturbadas
en vacíos sueños de mármol.
Y tu tez,
lívida exquisita cascada,
infinita en su ardor,
abre nuestros vientos
al ópalo
y la disonancia.

La huída

Dispuesta a caminar
sobre las aguas en tu huída,
mágica niña,
y tu vestido jazmín,
violeta en sus bordes
como el exilio del serafín,
su perfume
sembrando discordia.
Y corres
bajo música ágata,
arpa
sumida en pétalos,
sin necesidad de alas,
solo
una sonrisa.

Tras el campanario

Sueñan tus verdades con romper el espejo.
Sueñan tus mentiras con robarlo.
Oh, Dios que te escondes,
ruges y ríes
tras los campanarios,
llévate, por favor,
todas las visiones que palpo
y deja morir mi reflejo
en el último dormir de tu tañido.

Números perfectos

Dulce Judas
en los retratos que pintaba,
pristina tristesa
las gardenias que emana,
unidas, trágicas
a través de la carne
y suyos hacia
el universo, sus llaves.

Cuentos para dormir

De hadas que visten el caos en acuarelas
cual distintos sueños lejanos,
besando las últimas estrellas
y el encanto estallando en perlas,
diluvio de amarillas siluetas
extinguiendo al cienpiés.
Y las hadas continuando la cacería
en sus vestidos llevando a Dios,
carmesí,
olvidado,
perdido entre los árboles
y la belleza.

Su orgullosa soledad

Turbio es mi océano, granito,
y el perturbador grito alucinado que,
sobre mi frente,
castiga la libélula...
Abriendo sus alas
en hipnótica, ámbar melodía,
soy hecatombe,
luminosa anarquía,
que en cobrizos pétalos
lleva a cenizas los templos.

Noise

Pintando lienzos con números,
figuras,
como la fantástica alevosía del ruido,
expectante,
vacía.
Y es pintando el cielo con números
que diáfanos unicornios,
tácitos en su poesía,
penden el universo de un hilo,
llenos de sonidos
exuberantes,
destructivos...
Es tan solo ruido, poesía.

Sol púrpura

De críptica belleza,
innumerable el sol en su marcha,
lúcida y lejana,
lleno de angustia,
púrpura en su levantar
y adentrándose en lánguido, narcótico secreto,
sucumbiendo a música
de entre mares e infiernos...

Poesía

Triste,
expectando desde las últimas lineas del espejo,
las imperfectas letras rodando
cual dados sobre la mesa
jugando a todo el porvenir.
Y abrirse ante el mundo entero,
el pecho explotando como el mundo entero:
festín de terribles verbos,
violentos universos que nunca terminan de caer.
Y con una sonrisa amarga,
esperar el caos sobre la hoja en blanco,
la hoja en blanco como una gillete,
y decir:
"esto es inútil"

Salvajes

Conocimos la noche,
su brutal amor,
hasta hartarnos de él
y errar
invidentes,
aciagos,
predestinados a un nuevo
y hermoso
sinsentido.

Agujas

inclementes se alzan las obscuras agujas
tocando el frío, el firmamento,
permanente dulzura,
como aquel salvaje jardín
transpirando tóxicos lirios,
ejércitos musicales
prestos a alimentarse del dolor,
del ritmo que emiten los corazones al partirse.
Tormentosas se alzan,
predigo,
las obscuras agujas, lo desconocido,
portaestandartes de la lluvia;
se alzan al frío transparente,
nuestra piel,
pero nada,
nada calman.

All i need

Unos pocos cuentos para dormir.
Unos cuantos insultos de mamá
y maníaca belleza que quisiera explotar.
Un poco de vino,
corrupta carne hecha de solemnes verdades.
Unos cuantos cigarros
para a pagar en el antebrazo.
Una hoja en blanco.
Es todo lo que necesito.

Rimbaud

"¿Tiene tal vez secretos para cambiar la vida? No, no hace mas que buscarlos, me contestaba"

(Arthur Rimbaud)

Manifiesto: anti-humanos

La creación artística debe apuntar hacia la realización de lo perfecto, de la pura belleza. Siendo la única verdadera misión del ser la creación (siempre: artística) este debe prescindir y desechar las circunstancias personales, hechos y sentimientos propios y ajenos ya que estos pertenecen a una realidad imperfecta, contaminada. Por ejemplo, el amor, el odio, los sentimientos, no deben guiar al creador en su labor. Los sentimientos son objetos de inspiracion ya arcaicos, vergonzosos para la verdadera belleza. El creador debe superar los sentimientos que simplemente son una sublimación de los instintos, algo demasiado humano... el creador, la creación debe estar más allá de lo humano. Si el creador apunta a la pureza , a la belleza, a lo perfecto y por lo tanto a la eternidad (y todo creador verdadero deberìa hacerlo) debe dejar todo atrás. ¿Es acaso posible que en la eternidad exista el odio, el amor, la nostalgia, los resentimientos? No. La eternidad es perfección, belleza. Las creaciones que ponen los sentimientos, los hechos personales en primer plano son imperfectas, están "a medio camino". Si al fin y al cabo son utilizados los susodichos, solo deben ser eso: utilizados, deben ser solo medios, puentes momentáneos para la perfección. Utlizados y después desechados. La creación artística debe ser un fin en sí misma, no debe significar mas que belleza, nada más: un cìrculo, solo debe referirse a sí misma.
De alguna manera el creador y la creación deben ser no humanos, anti-humanos...solo ser belleza y eternidad: perfección.

Noise

La poesía del ruido
desbocando el pulso íntimo,
tornando en laberintos de estrellas
el caos que derrama
la carne floreciendo
ígnota,
rojo perfecto llenando los vacíos,
capullos de cerezo abriéndose al deseo...

Juegos

Y a través del miedo,
jugamos,
iracundos ecos,
negros bríos
como mapas trazados en el corazón,
al compás del hielo,
al borde del reloj.

Los que solo recitan...

Si no me azotas,
rostros, nombres, circunstancias,
todo lo que en una sola negra llamarada encierra.
Si no me azotas,
es lo real,
la pureza que cierra cualquier puerta y abre alcantarillas.
¿Es acaso tímido odio y de blanca ausencia?
¿Es que mi alma goza del hambre, temprana amnesia?
Es solo cuando me azotas
que atisbo alguno de esos poéticos demonios,
esos que no responden ni preguntan,
solo recitan...
Y por primera vez escucho
y entiendo,
solo cuando me azotas...

La esfera iluminada

Todo es una esfera iluminada,
revelaciones
para los que ya no yacen en ningún lado.
Todo es un milagro
que se retuerce en un anillo de compromiso
y que siempre termina
cortando la sangre
del dedo afortunado.

Un antiguo enemigo

Labrar el ángel antiguo
en viento huracanado,
en briosa carne.
Llevar el resto del dolor,
heraldo decapitado, blasón crucificado,
océano que todo escupe.
Cambiando nada más que astros,
amando solo enemigos
al milésimo error.
Pintar lo enorme a la deriva
en solo rojo caos
lo que cada cuervo lleva
y deja de gritar.

Como algo puro

Nostalgia.
la noche que se acaba.
la belleza que se acaba.
Por decir algo. Por decir menos.
Y el frìo y dar vueltas
como algo puro,
como los nùmeros que terminan de correr.
Preguntarse
y asegurar el olvido,
al acecho, escondido
porque la vida
termina siendo la misma
y tentando es cuando todo señala.
Y asì, el horror: es nuestro signo,
como la arena que se escurre entre los dedos...
Cuando la cabeza, el sudor
y algo que quisiera ser lujuria...
Cuando tèmpanos y sàbanas
como sueño y suntuoso obseso...
Y enfrentarse.
Y perder el paso.

Viajo contigo

La escena sugerida
y el sonido que transcurre
solemne, iluminado,
cardiaco
y reinvindicando un infeliz deseo,
excento,
muerto por dentro
y nieve que descubre
soñando contigo.

Leyenda

desvanecida toda creencia,
simplemente
algo hermoso,
su silueta
como sucio àngel de muda trompeta
y brillando,
esperando
a que el pasado
muera en una esquina.

La fugitiva

el odio que perfecciona sus juegos,
la piel que descarna
y atraviesa alada,
intimidante,
decadente cual solaz imperio,
sus desviadas columnas como el cielo.
Y asi,
niña que escapa
cion una sola bala,
siempre despierta,
voraz y anestesiada.

Crash

el misterio de la carne magullada,
la piel transpirada
en cristal,
frìa
en su lògica aplastante.
Y asì
respirar
el augurio, la denigrada inmortalidad,
y no poder ponerse en pie,
solo metal y atravesar
el aroma suicida,
la intemperie del viaje.

Leviatàn

Como olor a carne quemada,
te elevas de entre estrellas,
irreductible,
ajeno.
Y asi,
tus nervios destrozados,
maquinaria de perfecta anarquia,
cual olor a carne quemada
siempre
en el abrir y cerrar de tus pestañas
y enemigo voraz
como el brillante caos de los espejos
envuelto en coral.

Invencible,
avanzas...

La belleza

Descubrimos, en exacta sobriedad,
que es vital destruir lo que amamos:
el sol, las olas,
la linea que separa el cielo y la tierra,
el sueño y la vigilia.
Entonces, caemos
y abrimos a nuestros pies
otro infinito.

La partida

Y las extrañas siluetas
de rojos duendes,
quìmicos y erràticos,
bailando en el brillo cobalto de tus ojos...
Y estallando lila
el miedo
apoderàndose de todo
en el frenètico retorno
a tus perversas,
magnìficas fragancias...
Y asi
vuelves a partir,
elegante,
abiertas tus alas enmascaradas
a nuevas, màgicas palabras...

El verbo tirano

De sedientos brillos,
febril gorrion que reposa
en lánguido neon océano;
es despierta fantasía turbulenta
como seda siempre jugando,
única luz distinta desde lo alto;
es el viento que vuelve a luchar,
el verbo tirano
y los sonidos velados,
inflamados;
es artificio, inexacto latido,
el aura que se acaba.

Palabras sucias

En los desvíos de la ruta,
la sucia palabra
y los símbolos, solo colores el alba.
Y la caja de Pandora donde me puedo ocultar
y decir:
"adiós",
"terminó"
y palpar
un poco de piel malsana
y calcular
donde perdí el rastro.

Nocturno

Noche,
dibujas tu crisálida,
inválida estrella desnudando su solo amor.
Y cual divino diseño,
dejas brillar la aguja que en los bordes respira
siempre extraña,
devota luciérnaga,
en los vicios,
en la senda solitaria.

Narcótico

Casi gotas salvajes
ahogando las arenas,
frases en mis venas
recogidas por arcángeles
y la dorada, purpúrea vacía niebla:
el azar que es mi cuerpo
girando,
descalzo,
pálido en su propio paraíso,
y blanco,
demasiado...

Espejismos

Podemos decir nuestros nombres
y mentir,
aves del paraíso en nocturnas plegarias.
Y la luna en lo alto,
a veces demasiado.
Y mentir
cubiertos de espirales,
encantados cual acuarelas,
llenos de poesía
nuestros corazones destrozados.

El umbral

la maravillosa obscura puerta
que abres,
esperando,
azotando,
como obsesos versos.
Y las llaves en tus sucias uñas,
sonando, quebrando el destello,
disgragando el umbral,
quemando
piel tras piel,
subyacente a su angustia exquisita
cual aurora lánguida y extraña.

Niña perdida en Tokio

la curva de tu columna
y el corazón acelerado, exultante,
aislado,
mientras el mundo se detiene,
efímero, distante
y la carne desnuda
y el cielo quebrado, que parte;
en esencia,
celeste, cristalino azafrán que derrama su seda
en la belleza del olvidar
como la vida que corre
de tu vientre a tus ojos,
blancas pupilas,
alma esquiva.

Café y cigarros

de entre los rostros vino tinto
cual imágenes desvencijadas,
café y cigarros encuentras,
la escena que inicia determinada
por la pérdida,
la destructiva inocencia.
Y así
el mundo que sumerge imperfecto,
un dado que rueda
y se detiene
en el borde de tu mano,
entre el café y los cigarros.

Niño unicornio

en los verbos nocturnos
y destrucciones poèticas,
como siniestros àrboles de vestidos turquesa,
vas creciendo,
existiendo, niño unicornio,
y tejes el otro infinito,
un decir silencioso atravesando los muros,
vislumbras delicado
tu esquina azul.

Frutos de lo prohibido

del èbano que dulce abre siniestro
desconocidos portales
y caòticas carnes,
encuentra un silencio dispuesto a soñar.
Y en el perfume que enfrenta ìgneo
salvajes infiernos musicales,
distinto vuelve a lucir
el miedo.

Las claves aberrantes

el soplo divino
que deja crecer el rencor
clavado como una espada
en la espina dorsal
y la carne enèrgica, distinta,
en manantial,
dilucidando las señales,
las claves aberrantes.

Ceremonias escarlata

los hermosos tiempos,
los predios del desprecio,
como agua que refleja inmerso
en el tañir del arpa
y abandonado
a ceremonias escarlata
para encontrar al fin la belleza,
albergando los signos
su extrema violencia
cual adivinanza
y sus serafines
siempre prestos a danzar...

Satàn

nunca es suficiente:
cual objetos que roba el universo en el espejo,
demonio siempre ebrio
en plumas de cisne vestido
y transgrediendo toda perfecciòn
cada poro abierto
a las rutas vedadas,
obscuros nùmeros que bailan
esperando la oportunidad...