De hadas que visten el caos en acuarelas
cual distintos sueños lejanos,
besando las últimas estrellas
y el encanto estallando en perlas,
diluvio de amarillas siluetas
extinguiendo al cienpiés.
Y las hadas continuando la cacería
en sus vestidos llevando a Dios,
carmesí,
olvidado,
perdido entre los árboles
y la belleza.
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