miércoles, 30 de julio de 2008

Melodía


ebrio,
ebrio,
ebrio,
y en mis lascivos círculos,
el frenesí de las hadas
en cascadas.
y ebrio
¿De que?
No es la melodía de las hadas:
partes de mí
que ya rozan
la inexistencia.

Espirales


El aire colapsando
de poesías incendiarias
como vértigos
desde el fondo del océano.

El aire colapsando,
danzando
a través de vértigos
desde el fondo del océano
y olvidando su celeste
en poesías incendiarias,
ya nunca perdido
en lo humano.

Breves apuntes del odio del niño que leía libros quemados


las armas de los caídos
ahora en las fauces
del niño que leía
libros quemados
y de entre sus rompecabezas
el cuerpo aniquilado
esperando
algo,
un juego sonámbulo,
los escualos suicidados:
breves apuntes del odio
en el aroma del exterminio.

martes, 29 de julio de 2008

Niño paranoico


¿Cuando vendrán por mí los caídos?
¿Cuando vendrán por mi cuerpo,
en cataclismos?
¿Cuando surgirán de la tierra
cual sol tornándose amapolas
enervantes, lujuriosas y frágiles,
tragándose el mar?
Y translúcidos, violetas caminarán,
púrpuras delirantes,
ciegos ante la carne,
hechos versos como orugas,
desde sonidos paganos, primitivos,
meretrices de una máquina subterránea...

La fractura


Como inquietante ficción,
la pureza de enhebradas agujas
cual telaraña
alrededor de tu cuello
y leyendo de entre el caos
el furor de los signos,
la inevitable fractura
de la mortalidad.

viernes, 25 de julio de 2008

El diluvio del verbo


No es lo que esperas,
no es lo que escapas
en el diluvio de las palabras olvidadas
y los días que inmolas
como espacios en blanco
dando forma al mar opaco,
las golondrinas destruídas
todavía soñando
y las grutas donde, gloriosa,
habita la rabia.

Poesía barata


Como brujería,
los días inubicables en el calendario:
poesía barata,
café barato,
los cigarros,
como si hubiera tocado
una telaraña.

Alicia en el espejo


Soy otro,
el dios Reptil bajando en lazos
ardientes, invisibles,
encaramado en aguas turbias
y castigando el devenir,
omnipotente,
desde el país de las maravillas.

Soy otro,
una palabra encendiendo las praderas,
bajando desde las cuevas,
reflejado en Alicia.

Soy otro: el enemigo.

¿Escuchas las luces?


Con la piel en el borde
como ríos desbocados,
escuchando las luces,
los puentes en llamas hacia brutales jardines,
amarillos vórtices sumergidos en el caos
que con el susurro de sus alas
abren ruiseñores,
coro de ángeles heridos al probar tu cuerpo...

viernes, 18 de julio de 2008

Abre tus alas de arlequín al sol, ofrece flores de arlequín al sol


Y si buscas el vestido perfecto
para la desnudez de tu víctima,
el aroma del miedo en dramáticas explosiones
expectando
astros dentro de la niebla,
entonces,
ofrece flores de arlequín al sol,
salvajes personajes extraídos del aire,
de tortuosos cuentos de amor.

Como el olor del sudor y las lágrimas de los insomnios


Dormido el verbo,
el críptico vaho de los remedios caseros
en la pureza,
en el insomnio infinito que rige tus praderas.
Y el sonido
indescriptible,
abrupto en su vacío,
dominando
con puño de hierro
y blanco,
blanco.

martes, 15 de julio de 2008

Negras carnes paranoides


Lúgubre, nacida en remansos,
oras al Dios Cienpies,
a su primitivo,
químico espíritu en que anidan
nostálgicos ruiseñores
que, cada medianoche,
sonámbulos,
salen a la caza
del anhelo de la carne paranoide,
poseída,
trémula.
Lúgubre, nacida en remansos,
ya no solo oras al Dios Cienpies, su espíritu,
sino a su araña,
a la mosca que atrapa...

La carne del Dios Cienpies


Las primaveras teñidas por el Dios Cienpies,
deshojadas bajo su rota espada
cuya sombra se va tornando
monolítica visión del olvido
y, majestuosa,
va perdiendo sus contornos,
sembrando coloridos vacíos
en el rompecabezas humano.
Y así da forma a el espíritu quirúrgico,
la ceguera y los retazos paranoicos
como montado en un corcel
el Dios Cienpies sobre una araña,
su carne
siempre elevada.

jueves, 10 de julio de 2008

Casi real


De paranoicas figuras
como charcos en el asfalto,
gota a gota labrados
por el arte imposible.
Y volviendo ficción el aire,
aun así casi real,
perdiéndose entonces las formas
como retratos de algo brutal.

martes, 8 de julio de 2008

Duelo de blanco


Hicimos un duelo de blanco
entre 2 ángeles malbarateados,
vencidos.

Allá arriba
sus alas extendidas
de cobre sangriento,
cristalino;

sus cabezas coronadas
de metálicos fragmentos,
fantasías,

y el derrumbarse de sus cuerpos
urgentes e inmensos
sobre el suelo.

Lupanar


Y desde el éter,
inamovible el camino de hierbas obscuras,
sendero del corazón vestido de amargura:
el visionario brillo saturado
de tu propio lupanar
como el incendio de un bosque
que llama tu nombre.

No es melancolía
ni amor.

Es la puerta a ciertas realidades
bordeando la nada y la catástrofe.

Utilízala.

lunes, 7 de julio de 2008

De dioses paganos


Duerme en indescifrables colores,
abruptos como riscos,
las epifanías,
esas almas vespertinas que esperan poesía
y lleva en guirnaldas blancas
el sueño de difuntos,
aquel lazo invisible
en profundidades recitado.

Arrebatando el mundo


Como los números que la belleza
extraña en el caos,

sacrificios de mi carne
que entrego en versos

(en pulso desbocado
el mundo arrebatado)

y brutal alquimista
me torno verbo:

las horas azules
que bajan seráficas
como hojas de otoño
sobre el corazón de mis insomnios...

miércoles, 2 de julio de 2008

Diana frente a la cámara


Gota tras gota,
el frío en sus cabellos,
las palabras tejidas por las miradas de su musa
enhebrando las estrellas
que dulces reposan en sus manos
formando el laberinto.
Y gota tras gota,
las imágenes cayendo,
deslizándose entre uno y otro sueño,
y en un abrir y cerrar de ojos,
su musa noctámbula y hastiada.

martes, 1 de julio de 2008

Psicotrópicos en noches de lluvia


Y acostumbrado a esconderte bajo la cama
mientras estallaban los faroles de las calles
al pié de tu ventana
todas las madrugadas
y esparciendo la luz sus fragmentos
con cada explosión,
un diluvio que daba vida
a psicotrópicos ríos arrastrando
de niños castillos de naipes,
versos hirientes que se difuminan en el aire.
Y aun permanecen en tus ojos
esas explosiones de irrefrenables firmamentos
que bajaban en aquellas madrugadas,
dibujando paraísos e hipocampos
asustado bajo la cama.