
del nombre obseso,
el deseo cual barcos rompiendo el horizonte y hundiéndolo...
de las raíces que hecha el volcán,
como aquella acuarela que se despeña en tu vientre
y atesora primaveras,
como el ojo de la tormenta
al que te aferras...
Es el norte que en la brújula
termina.
No engañes a los muertos.
No podrás.
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