y el humo carmesì,
las flores que explotan exquisitas
como la danza del mesìas
en el huerto de getsemanì.
Y las ruinas del espìritu
vueltas a levantar sombrìas
como religiòn extinta
pero soberana
en el rito de los vientos caìdos,
transtocados
a lìvido sonido,
serpiente musical.
Detonando el firmamento
estas nuevas epopeyas,
el designio del sìmbolo.
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