Son dioses nocturnos
que, exiliados en el canto de los ruiseñores,
nombran el vèrtigo,
sagrados a travès de la carne;
dioses que cuentan
historias de violencia,
hermosas lucièrnagas
mientras la noche avanza.
Son dioses que lucen
la soledad de las palabras,
la infinidad de los instantes
que guardo en los bolsillos;
dioses que guardan la soledad de los instantes,
nada de recuerdos
como escalera tras escalera
en el torreòn de un castillo.
Y asì, àcidos momentos,
sinnùmero de versos,
dioses que solo existen
en efìmeros sueños secretos.
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