
[ ante una esfera que de dárdanos
vastos explota, en la pared, en el muro,
medicado tras crepúsculo
y que el Príncipe mira
blando,
discapacitado. ]
Y de arcilla
goteando,
el Príncipe fraccionado,
cual indómito pulsar,
termina sobre un puente
encaramado.
Y denso,
pálidos diagramas en su cetro,
se desplaza
(a lo largo de planos quebrados),
químico ardor envolviendo los páramos,
a paso elegante,
metástasis
y de mármol su astro.
El Príncipe da vueltas
a su caja sórdida,
en la que un dado trópico
rueda
y no enfrenta
ningún azar.
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