
- la lluvia (que devuelve el espejo)
y el verbo ( distante y fuxia,
saturado,
que destila segundos llenos de mezcal)
vibran. -
-la habitación, llena de polvo.-
Adrián gira y gira sin mirar a Lulú.
Conoces la salida, las cenizas,
dice
y hunde las arenas.
Las polillas giran alrededor de la lámpara.
Da la medianoche en el reloj. Todo se detiene.
Lulú monta el dragón blanco.
Su entrepierna escapa y regresa como un sendero de pálido púrpura,
pequeño, irrefrenable.
(los lirios que en un jarrón se derrumbaban afiebrados,
están detenidos en el espacio.
Adrián perfuma el mezcal.)
Lulú abre de infinito la belladona,
multiplica la habitación por muñecos de terciopelo.
Dan las 12:01. Todo se mueve de nuevo.
Las polillas giran alrededor de la lámpara.
Lulú se detiene.
Espero, simplemente, equivocarme,
dice Adrián
y saca una soga de una caja.
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