domingo, 25 de mayo de 2008

El ocaso de los ídolos


te observo,
tu solo respiro,
como el principio de todos los ocasos,
de los infinitos que brutales vendrán.
Te observo,
tu piel afiebrada,
mientras convulsionas
y no quieres ver tu propia sombra,
mientras encegueces
ante mi persona,
dominada por mi solo brillo.
Soy ave de rapiña sobre tu cuerpo
y te alimentas de mi tiranía,
esgrimes ante los demás
mi látigo y mi corona de papel.
Te observo,
principio de todos los ocasos,
la belleza...

No hay comentarios: