
Y las frías melodías alucinadas
de gotas como el cielo
llevando en brillos errantes
la distancia entre amantes,
aquella paz que no sentimos en los huesos;
son las frías melodías que escogemos...
Es hora de exterminarlas:
los signos son para interpretarlos,
hundir el barco
y construir de entre jardines secretos
alas de estaño.
No somos Ícaros.
Somos el otro infinito.
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