miércoles, 2 de abril de 2008

Trovadores

Contamos serafines, turgentes historias
de piezas esmeralda,
maravillosos vacíos flagrantes
cual siniestro amarillo dibujado en espirales.
Revivimos cautivos príncipes,
demonios del arpa
encantados cual melancólicas mujeres
durmiendo bajo la espada.
Pronunciamos así la belleza
en sus angustiosos rincones,
sencillamente
olvidando.

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