Y a través
de tóxicas imágenes de aurora
y texturas,
pensando en garabatos,
dejándonos llevar por hilo plateado
hasta el confín de tiempos carmesí,
elevamos como negro incienso
la sombra del deseo,
lo infinito en el cuerpo,
y hacemos añicos, una vez más,
nuestros nombres.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario