En el inicio,
las estrellas que se ausentan,
la esperanza cualquiera
y su espíritu en llamas
como bosque rubí
incinerado por una lágrima.
En el inicio,
el vértigo a su lado,
doblegado en sus entrañas,
por doquier,
y respondiendo al ardor,
violentas,
hermosas palabras.
Al final,
de entre lila, bella tormenta,
frente al papel
y la máquina,
no hay excusas.
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